En 1970 el funcionario de los EEUU, Dan Mitrione, fue ejecutado por un comando del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, organización revolucionaria de Uruguay. Previamente había sido secuestrado e interrogado concienzudamente quedando sustanciosos documentos sobre su trabajo como asesor de varios gobiernos de Latinoamérica en el seno de los proyectos de ayuda al desarrollo de los EEUU con sus vecinos del sur.
El entonces presidente Pacheco Areco haría la siguiente
declaración:
"El Gobierno de la República Oriental del Uruguay
frente al crimen infame que ha costado la vida a un ciudadano de un país
tradicionalmente amigo (...) siente como propio y también del Uruguay, el
inmenso dolor de los familiares y del pueblo de la víctima ajena totalmente a los
problemas internos del país, y se inclina reverente y angustiado ante los
restos mortales de ese héroe silencioso que actuando con la mayor dignidad en
cometidos en pro de la pacífica convivencia entre hombres y naciones representó
con honradez intachable al hermano país en el seno de nuestra patria".
El presidente de los EEUU, Richard Nixon, haría pública
condena y el féretro de martir sería portado con la típica pompa militar. Su
funeral fue llorado por miles de personas en los EEUU y a tal sepelio fueron
toda clase de personas de renombre pasando por políticos y hasta Frank Sinatra
y Jerry Lewis realizaron un concierto benéfico a favor de su familia.
¿Pero quién era Dan Mitrione? ¿Porqué fue secuestrado y
asesinado a sangre fría? ¿Qué clase de odio irracional puede mover a esa panda
de delincuentes criminales de ideologías exóticas a hacer lo que hicieron?
En 1972 el director de cine francés de origen griego Costa
Gavras realizaría la película Estado de Sitio, cuyo visionado recomiendo
encarecidamente, en el cual se puso de manifiesto quién era aquel hombre y qué
hacía en aquellos países.
El nombre de Dan Mitrione fue cambiado por el de Phillip
Michael Santore, por razones legales relativas a su familia.
Veamos alguna parte de la película, quizás así respondamos
algunas de las preguntas que nos hemos hecho antes:
Oh, claro, perdón, esto es solo una película. Bien, si no te
lo crees puedes perfectamente escuchar el testimonio de unos de sus compinches:
Y ahora cabría preguntarnos quienes fueron realmente los
terroristas y los antiterroristas.
Cabría preguntarnos cómo y cuanta ha sido la “ayuda” que las
grandes potencias han estado suministrando a los países en vías de desarrollo
como parte de sus proyectos de cooperación.
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