sábado, 19 de noviembre de 2011

Motivaciones que empujaron a la Guerra de las Islas Malvinas



Conclusiones del dueño de este blog sobre las razones de las reivindicaciones argentinas sobre el archipiélago de las Islas Malvinas:

Todos entendemos que esa reclamación territorial es un antiguo anhelo muy extendido entre el pueblo argentino desde la ocupación colonial británica hasta hoy pero las razones para reivindicar esas islas son muy diversas según la perspectiva.

1-Para el grueso de las masas populares obedece a un deseo de justicia para con la integridad territorial original de su país, es decir, un sentimiento patriótico.

2-Para la dictadura argentina, en cambio, significaba solo un medio propagandístico para, mientras tanto, perpetuar un mecanismo de dominación imperialista aún más atroz. Como ya habré dicho antes, mientras el pueblo argentino era movilizado a matar y morir por 12.173 km², otros 2.780.400 km² de territorio quedaban en manos de la Junta Militar que, palabrería patriotera aparte, no eran más que gobernadores coloniales a las órdenes de los EEUU. Se trata de un simple balance de prioridades. ¿Qué es más importante? ¿Las Islas Malvinas o la Argentina entera? no podían elegirse las dos pues la victoria sobre Gran Bretaña habría perpetuado la dictadura y en cualquier caso el pueblo argentino seguiría sin ser dueño de su país.

3-Hoy en día las circunstancias son muy distintas. Hoy las reclamaciones territoriales sobre Malvinas se basan, según como yo veo las cosas, en una lucha económica entre una Latinoamérica en proceso de integración, contra la presencia de un colonialismo británico que se resiste a desaparecer y que pretende hacerse con las reservas submarinas de crudo de la zona. El apoyo, en este caso, de países como Cuba y Venezuela a esa causa obedece al apoyo de esa integración latinoamericana. Antes, en cambio, obedecía más bien a un mero juego de estrategia de apoyar las fisuras internas que tenía el Bloque Occidental. Básicamente el apoyo de los países socialistas a Argentina fue la versión inversa del apoyo que EEUU dio a la Rumanía del nacionalista Ceausescu, a la China del Mao más antisoviético o a la Yugoslavia del antistalinista Tito. El enemigo de mi enemigo es mi amigo, es triste pero así es.

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