En su día el desarrollo de la sociedad burguesa estaba aún muy poco desarrollada y aún sólo podía intuirse en qué llegaría a transformarse. Lo cierto es que es muy interesante que nada menos que dos presidentes de los Estados Unidos de América hayan llegado a tener miedo del sistema que ellos mismos defendían.
Esto no es sino una prueba de que el capitalismo, como sistema, está basado en una serie de fuerzas que escapan a todo control social y político, es decir, el famoso caos capitalista.
Los poderes del dinero están sobre la nación en tiempos de paz, y conspiran contra ella en tiempos de adversidad. Son más despóticos que la monarquía, más insolentes que una autocracia, más egoístas que la burocracia. Veo en el futuro cercano una crisis acercándose, que me pone nervioso y causa que tiemble por la seguridad de mi país. Las corporaciones han estado en el trono, una era de corrupción le seguirá y el poder del dinero del país se esforzará para prolongar su reinado trabajando sobre los prejuicios del pueblo, hasta que la riqueza sea reunida en unas pocas manos y la República sea destruida.
Abraham Lincoln, 1886
Yo creo que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos en pie. Si el pueblo estadounidense permite alguna vez que los bancos privados controlen el tema de su moneda, primero por inflación, luego por deflación, los bancos y las corporaciones que crecerán alrededor de los bancos privarán al pueblo de toda propiedad hasta que sus hijos se despierten sin hogar en el continente que sus padres conquistaron.
Thomas Jefferson, 1802
Abraham Lincoln, 1886
Yo creo que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos en pie. Si el pueblo estadounidense permite alguna vez que los bancos privados controlen el tema de su moneda, primero por inflación, luego por deflación, los bancos y las corporaciones que crecerán alrededor de los bancos privarán al pueblo de toda propiedad hasta que sus hijos se despierten sin hogar en el continente que sus padres conquistaron.
Thomas Jefferson, 1802
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